A esta altura del verano, el que más y el que menos ya luce un poco de bronceado de tomar el Sol en la playa, pero, seguramente no muchos sepan cuál es el proceso por el que el tono de la piel se va oscureciendo paulatinamente según se expone al Sol y tarda semanas o meses en volver a su color original. Así que a explicar este fenómeno vamos a dedicar este artículo.
El Sol emite diferentes rayos solares, los dos más conocidos son los rayos UVA y los rayos UVB, los cuales explicamos en el artículo de “Cómo afecta el Sol a nuestra piel: consejos para prevenir quemaduras”.
Los rayos UVA hacen que se active la creación de melanina y aparezca el bronceado al poco tiempo. Por otra parte, los rayos UVB no tienen ningún efecto que se aprecie tan rápido pero se van acumulando y pueden causarnos quemaduras, además, son los responsables del cáncer de piel.
La melanina es un pigmento oscuro que tenemos en nuestras células y que es el responsable de la coloración de la piel, los ojos y el pelo. Cuando recibimos los rayos de Sol la piel activa la creación de melanina para defendernos de la radiación ultravioleta, ya que esta célula es capaz de filtrarla.
Pero no todos tenemos en nuestra piel el mismo nivel de melanina, sino que hay diferentes fototipos en función del nivel que tengamos, así diferenciamos 6 fototipos:
- Fototipo I: pelirrojos con la piel muy blanca y pecas.
- Fototipo II: rubios con la piel clara.
- Fototipo III: castaños con la piel clara.
- Fototipo IV: castaño oscuro con la piel morena.
- Fototipo V: castaño muy oscuro con la piel muy morena.
- Fototipo VI: piel negra.
Los fototipos más bajos tienen mayor tendencia a quemarse porque no producen la cantidad suficiente de melanina para filtrar la radiación solar. En cambio, los fototipos más altos crean bastante melanina y es muy complicado que se quemen. Por otra parte están los albinos, que como explicamos en el artículo “ Qué es el albinismo: desmontando un mito“ carecen de melanina y deben evitar todo lo posible la exposición al Sol para no quemarse.