El espacio se ha convertido en uno de los grandes anhelos del hombre. Hemos recorrido mil y una galaxias a la velocidad de la luz a bordo del Halcón Milenario en Star Wars y atravesado agujeros de gusano en Interstellar. Pero todos sabemos que no es más que ficción. Aún tenemos la gran esperanza de que algún día, cualquier familia pueda ahorrar todo el año para alquilar un bonito piso en una sierra de algún punto de Marte.

Las grandes potencias mundiales se disputaron la carrera espacial para ser los primeros que llegaban a la Luna. Hoy en día, el objetivo es Marte. En los telediarios vemos los múltiples avances que la Ciencia desarrolla todos los días y escuchamos que el hombre está cada vez más cerca del planeta rojo. Con esta historia llevamos varios años, así que a todos nos resuena en la cabeza: ¿cuándo llegará el hombre a Marte? Y sobre todo, ¿por qué con tanto avance, aún no hemos conseguido llegar?

Entre la Tierra y Marte hay una distancia media de unos 54,7 millones de kilómetros, o lo que es lo mismo, unas 1.365 vueltas a la Tierra. Las sondas robóticas que ya han pisado Marte han tardado cerca de 9 meses en recorrer esa distancia, pero hay que tener en cuenta que son aparatos mucho más ligeros que una nave tripulada del tamaño de una casa de dos plantas (más otra casa de dos plantas llena de combustible)  como la que haría falta para colonizar Marte. Por eso mismo, según los expertos, el trayecto es todavía demasiado largo.

Por el momento se están barajando hipótesis sobre ese posible viaje, debido a que la situaciones adversas que podrían vivir estos aventureros espaciales son muy numerosas y no existen demasiadas soluciones para resolverlas. ¿Qué pasaría si se produce una avería eléctrica o un impacto con un meteorito y estás a más de un año de la estación de servicio espacial más cercana? No existe respuesta.

Otro tema complicado es el momento de la llegada al planeta rojo (en un hipotético caso de que se superase la odisea del viaje). La atmósfera de Marte es mucho más fina que la de la Tierra, lo que supone que la radiación procedente del espacio y del viento solar podría afectar a los tripulantes causando enfermedades como el cáncer. Además, una vez se aterrice, los tripulantes deberán asegurarse sus reservas autosustentables de oxígeno y agua en un ambiente presurizado, como invernaderos con plantas o tanques con agua. Teniendo en cuenta que ya es un problema bastante gordo el llegar y estar allí, ¡imaginad lo que sería comenzar una reforma!

Aún así, la NASA ha puesto fecha a las primeras misiones tripuladas a Marte: 2030. Aunque la verdad, es que no se les ve muy por la labor de trabajar duro en su consecución. El resquicio de esperanza que se barajó era la iniciativa privada Mars One que pretendía animar a la NASA a volver a centrarse en las investigaciones. Tras años experimentando e incluso con un casting para reclutar voluntarios para establecer una colonia en el planeta rojo, su actividad se ha paralizado también, puesto que se necesita más tiempo y más dinero para el proyecto.

Por eso, llegamos a la conclusión de que nuestro sueño de llegar a Marte, por mucho que las últimas noticias nos indiquen que está más cerca, está aún mucho más lejos en el tiempo de lo que está el propio planeta rojo. Técnicamente puede que sea un proyecto alcanzable en unas décadas, pero los misterios con los que nos podría sorprender el espacio son una incógnita y no estamos aún preparados para ello.

Solo nos queda seguir soñando y sobre todo cuidar al máximo nuestro planeta, del que, antes que colonizar otros, deberíamos aprender todo lo que podamos, así como sobre su relación con el espacio. Pero, sabéis dónde ¿no? Como siempre aquí, en Ciencia Divertida. ¡Hasta la próxima, amigos!