Hoy en Ciencia Divertida desmontaremos el mito que nos dice que el hombre viene del mono. Bueno, lo desmontaremos en parte, porque de un mono sí que venimos, pero no es el mono actual que vemos hoy en día en los documentales. Esta idea no se entiende sin nombrar a uno de los científicos más importantes de la historia de la ciencia: Charles Darwin. Vayamos al principio para comprender todo esta historia.
Charles Darwin fue un naturalista inglés que estableció las bases de la Teoría de la Evolución. En sus múltiples viajes con su barco por todo el mundo, Darwin observó que había seres vivos de la misma especie que presentaban diferencias en su fisonomía según el lugar en donde habitaran. Tras muchos años de observación de muestras de animales y plantas que fue recogiendo por todo el mundo, llegó a la conclusión de que eso se debía a un fenómeno llamado Selección Natural.
Pongamos un ejemplo práctico. Imaginémonos una familia de ratones dentro de un hábitat nuevo al que han llegado por una migración. Las crías de ratón que nazcan en ese nuevo hábitat, lo normal es que hereden rasgos que ya tenían sus padres (color de pelaje, tamaño…). Pero a veces, las crías nacen con algunos rasgos extra que no tenían sus padres, llamadas mutaciones. A veces, estos rasgos pueden ser unas orejas más cortas, un color de pelo más claro o una mayor rapidez, aunque en ocasiones también pueden ser enfermedades hereditarias. Es decir, que las mutaciones pueden ser tanto positivas como negativas.
Siguiendo con el ejemplo de los ratones, cada cría, según sus características, tendrá una probabilidad más alta o más baja de sobrevivir. Quizá el ratoncito con unas patas más cortas, tendrá más dificultades para escapar de los depredadores y el que ha nacido con un pelaje más claro lo tendrá más fácil al poder camuflarse mejor. Esto nos deja la conclusión de que, solo las crías mejor adaptadas serán las que logren sobrevivir o lo que es lo mismo, selección natural. Los ratones con peores rasgos se reproducirán cada vez menos, por lo que habrá menos ratones con esos rasgos. En cambio, los que tengan mejores características se reproducirán más, sus descendientes heredarán las mutaciones que hicieron sobrevivir a sus padres y solo es cuestión de tiempo que haya muchos más ratones con los rasgos idóneos para sobrevivir y algunos más nuevos.
Darwin observó esta evolución y cayó en la cuenta de que si intentásemos cruzar al ratón de la primera familia con éste último sería imposible, puesto que las mutaciones y la selección natural habían creado una nueva especie. Esto es lo que denominó como la Teoría de la Evolución, que es la base de la Teoría de la Evolución moderna que hoy en día conocemos.
Conociendo estos términos, podemos retomar la premisa inicial. ¿Viene el hombre del mono? Sí y no. Tanto los humanos, como los monos que vemos en el zoo, como el resto de simios que existen descendemos de un mono que existió hace millones de años. El hombre es la evolución continua de muchas especies nuevas que tuvieron su origen en un mono, pero ni mucho menos ese mono era algo parecido a lo que hoy vemos. Consideremos a los simios como unos parientes cercanos.
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