A todos nos ha pasado. Estás con un grupo de gente, alguien bosteza y de pronto… ¡tú también! ¿Cómo es posible?
Como la mayoría de las cosas alucinantes que suceden en este mundo, la explicación está en la Ciencia. Un bostezo “contagioso” se origina de manera involuntaria al ver a otra persona bostezar. Esta respuesta está ligada a la ecopraxia, que consiste en la repetición no voluntaria de los movimientos que realiza otra persona a la que estamos observando. La ecopraxia está vinculada a la ecolalia (repetición de palabras y sonidos que hace otra persona, de forma involuntaria) y ambas conductas pueden ser muestra de algún trastorno neurológico.
Está demostrado que el bostezo contagioso está presente no sólo en humanos, sino también en animales como los perros o los chimpancés. Existen estudios científicos que determinan que los bostezos contagiosos son el resultado de la activación de las neuronas espejo. Dichas neuronas se manifiestan cuando un animal realiza una acción y otro animal ejecuta la misma acción a continuación.
La mayoría de nosotros, al ser testigos del bostezo de otra persona, sentimos el impulso de repetirlo. Al tratarse de una respuesta aislada no hay por qué darle mayor importancia. Sin embargo, tanto la ecopraxia como la ecolalia son conductas que pueden ser síntomas de trastornos del sistema nervioso, como comentábamos antes. Tales trastornos podrían ser esquizofrenia, autismo, TOC (trastorno obsesivo-compulsivo) y, especialmente, el síndrome de Tourette.
Este síndrome es un trastorno neurológico que consiste en que el paciente presenta tics de movimiento y vocales de forma involuntaria. Comienza a manifestarse en la infancia, y suele empezar con un tic facial, como una mueca, un parpadeo. Pueden evolucionar en movimientos que implican a otras partes del cuerpo, como dar pisotones. Los tics vocales se caracterizan por ser pequeños gruñidos o carraspeos, pero pueden expresarse ladridos o gritos. La ecolalia se hace visible en el síndrome de Tourette, cuando el paciente repite palabras o frases que dicen otras personas, como si se tratase de un eco. Una característica significativa entre las personas con este síndrome es la coprolalia, decir palabras o frases inapropiadas o groseras en medio de un contexto social que no deberían decirse.
En Ciencia Divertida Galicia nos gusta mantener informados a nuestros pequeños científicos sobre este tipo de trastornos, puesto que es fácil que coincidan con algún compañero o compañera de clase que los sufra, y así podrán identificarlo mejor y ayudarles a que su rutina diaria sea lo más normal posible.
Y ahora que ya sabéis por qué bostezamos cuando alguien lo hace seguro que os fijáis la próxima vez que os pase.