El cerebro es una verdadera incógnita para el hombre y su estudio está todavía a un nivel muy poco avanzado. La neurociencia y todas sus ramas llevan desde los años 90 estudiando el cerebro y sus conductas para lograr despejar las incógnitas que esconde.
¿Quién no se ha visto en una situación que cree que ya ha vivido? Esta sensación se conoce como deja vù y se trata de un fenómeno muy curioso que se produce en nuestro cerebro. Dicho fenómeno nos hace creer que estamos en un lugar que ya habíamos visitado o que estamos haciendo algo que ya habíamos hecho antes. Muchas personas llegan incluso a relacionarlo con recuerdos que se podrían haber producido en vidas anteriores. Pero como en todo, la ciencia intenta buscar la respuesta lógica a cualquier cuestión.
Anne Cleary, investigadora de la Universidad de Colorado, es la única que se ha atrevido a desentrañar la incógnita de los deja vù y demostrar que se trata un fenómeno relacionado con la memoria. Para demostrarlo, la científica utilizó escenarios virtuales recreados con el videojuego “Los Sims”, los cuales eran distintos en apariencia pero contaban con una disposición similar. Mientras en un escenario se recreaba un trayecto, en el siguiente el trayecto estaba cortado, por lo que los voluntarios debían predecir por donde seguía el camino. Los resultados no demostraron que el porcentaje de acierto fuese mayor, pero sí que el responsable de la sensación era el cerebro.
Descubramos el misterio. Las personas tenemos una gran facilidad para recordar objetos, pero nuestro “coco” no es tan hábil como para acordarse de su disposición y no es capaz de almacenar la información completa de ese espacio. Esto hace que, ante un lugar con una configuración parecida, nuestro cerebro no pueda recordar el escenario original, pero sí pueda reconocer que ambos se parecen. Esta sensación de “oír campanas y no saber donde” nos lleva a tener la inquietante sensación de que hemos estado allí antes, pero no saber ni cuándo ni por qué. Otros ejemplos de este cortocircuito cerebral podrían ser cuando tenemos algo “en la punta de la lengua” o cuando una cara nos suena, pero no sabemos de qué. Después de esta sensación, el cerebro intenta resolver este conflicto y lo atribuye a señales erróneas de la memoria, por eso somos capaces de seguir con lo que estamos haciendo a pesar de notar esa extraña impresión.
A pesar de no ser una sensación cómoda, sufrir un deja vù no constituye nada malo precisamente. Es más, existen estudios que indican que podrían tener incluso efectos positivos como tener más facilidad para encontrar lugares que nos interesen o que nos resulten cómodos o también generarnos un sentimiento de que podemos anticiparnos a un hecho. Es decir, el deja vù no nos ayuda a predecir el futuro, pero nos produce la sensación de que sí que podemos.
Si os ha gustado descubrir más secretos sobre nuestro cerebro y os queréis seguir explorándolo podéis enviarnos vuestras peticiones a galicia@cienciadivertida.es. ¡Hasta pronto!