El cuerpo humano se compone principalmente de agua. En concreto entre un 60% y un 75% de nuestro organismo está constituido por este líquido, dependiendo de la edad de la persona. Conociendo estos porcentajes resulta sencillo comprender por qué el agua es imprescindible para la vida, ¿no creéis?
Con los más pequeños a veces puede resultar complicado que beban con regularidad, ya sea por pereza o porque “no pueden más”. Sin embargo vamos a tratar de aclarar los principales motivos por los que los niños y jóvenes deben mantenerse hidratados:
- Los niños poseen mucha energía y suelen tener bastante actividad física a lo largo del día. Al respirar, al sudar o al orinar perdemos agua que es necesario reponer, para evitar la deshidratación.
- El correcto funcionamiento de nuestros órganos depende del agua que ingerimos, por lo que es importante mantener unos niveles de líquido adecuados.
- Nuestro cuerpo debe recibir agua a diario, pero no sólo por el líquido que bebemos sino de la que contienen los alimentos que ingerimos. Las frutas y verduras tienen un alto contenido en este líquido. Cuanta mayor sea la ingesta de este tipo de comida mayor será el nivel de agua en nuestro cuerpo, además de los niveles de vitaminas y nutrientes esenciales que proceden de una dieta saludable.
Como comentamos anteriormente el agua colabora activamente para mantener las funciones vitales de nuestro organismo. ¿Cómo lo hace? Órganos como los riñones dependen directamente de ella. Su función es limpiar las toxinas de la sangre y filtrar aquello que no necesita, para expulsarlo a través de la orina.
Una forma fácil de comprender cómo trabaja el agua en nuestro cuerpo es imaginar lo siguiente:
Coloca un vaso con agua y vierte en él 2 cucharadas soperas de tierra. La tierra se mezcla con el agua convirtiéndose en un líquido sucio. Sin tocar el vaso vamos a expulsar todo lo que sobra. Llena un vaso con agua y vierte todo su contenido sobre el vaso lleno de porquería. ¿Qué sucede? El agua comienza a sobresalir, y con ella toda la tierra que la volvía turbia y oscura. Esto es lo que hacen los riñones con las toxinas que no necesita.
Pero los riñones no pueden hacer todo este trabajo solos. Necesitan nuestra ayuda. Si nuestros hábitos alimenticios son correctos y bebemos entre 1,5 y 2 L de agua al día podremos mantener a nuestro sistema inmunológico a salvo de enfermedades e infecciones, favoreciendo la producción de orina y evitando la retención de líquidos. Mantener a raya las toxinas que ingerimos y saber eliminarlas es indispensable para tener una salud de hierro.
Como sabéis en Ciencia Divertida trabajamos con programas de alimentación y nutrición para explicar a niños y jóvenes la mejor manera de alimentarse, sin obsesiones ni prohibiciones. Si tenemos una rutina diaria en la que nos cuidamos y nos nutrimos adecuadamente no debemos preocuparnos si un día nos comemos un helado.
Si queréis saber más acerca del agua y de lo importante que es para nuestra vida y la del resto de especies no dudéis en escribirnos y ampliaremos toda la información que necesitéis. ¡Hasta pronto!