Con la llegada del buen tiempo apetece mantenerse fresquitos para combatir el calor. Atrás van quedando los días en donde un plato caliente nos reconfortaba ante las bajas temperaturas. Una bebida con hielo, un helado o un polo son aperitivos habituales para esta época del año, y cada vez vemos más por las calles dado el aumento de negocios de este tipo.
Con los helados (y con los alimentos que se consumen fríos, en general) sucede un hecho curioso: ¿alguna vez os ha dolido la cabeza de forma muy intensa durante unos segundos después de tomar un helado?
Esto se conoce como la cefalea del helado. La cefalea en sí es un tipo de dolor de cabeza bastante intenso y continuo, que deja una sensación de malestar generalizado. La cefalea del helado está provocada por la ingesta de helados o productos muy fríos que causan un dolor punzante y breve de cabeza.
Pero, ¿cuál es el motivo por el que se produce este repentino dolor al comer un helado?
La temperatura de conservación de los helados en un congelador debe ser de unos -20 grados centígrados. Una vez que se sirve para consumir suelen rondar entre los -10 o -12 grados centígrados. Si tenemos en cuenta que la temperatura corporal normal de un ser humano es de unos 36 grados centígrados resulta más fácil comprender que se produce algo parecido a un “choque térmico” en nuestra boca.
Cuando el helado (a -10 grados centígrados) entra en contacto con el paladar éste experimenta una irritación repentina que provoca la estimulación del nervio trigémino. Este nervio tiene una función doble, ya que es sensitiva y motora. ¿Qué significa? Que es motor de los músculos faciales implicados en masticar, además de ser responsable de la sensibilidad en en la parte inferior de la cara, algunas partes de la nariz, de la mejilla y la mandíbula.
Cuando el nervio trigémino se estimula por causa del frío éste le envía un mensaje al cerebro para que caliente de nuevo la zona del paladar. Los vasos sanguíneos se dilatan y envían más cantidad de sangre de la habitual a esta zona. Esta acumulación tan rápida de sangre para conservar la temperatura cálida hace que la presión en el cráneo aumente. Dicha presión es la causante del molesto dolor de cabeza.
Por tanto, el detonante del dolor es el helado, pero es la respuesta de nuestro cerebro al estímulo frío la que provoca la cefalea. Seguro que muchos de vosotros no estáis dispuestos a renunciar a un helado en verano por culpa de un dolor de cabeza y, en efecto, no tenéis por qué hacerlo. La recomendación de los expertos es simple: comer poco a poco el helado, para que pequeños trozos entren en la boca y se vayan “calentando” a temperatura ambiente.