Sucede en algunas ocasiones que no somos conscientes de la inmensa relevancia que tienen personajes cercanos a nosotros. Personajes que pueden pasar desapercibidos en el día a día pero sus logros profesionales han sido tales que merecen un lugar en la Historia. Éste es el caso de la matemática Josefa Wonenburger.
Nacida en Oleiros (A Coruña) en 1927, desde muy pequeña demostró su debilidad por el campo de los números. Sus padres la animaron a estudiar Ingeniería Industrial para que, con el tiempo, se hiciese cargo de la empresa familiar, pero Josefa decidió centrarse en las matemáticas. En 1950 se licenció en Matemáticas por la Universidad Central (la actual Complutense de Madrid) y realizó el doctorado.
3 años después fue una de las primeras becadas con las populares Becas Fullbright para ampliar estudios en Estados Unidos. Gracias a esta ayuda Josefa estudió en la Universidad de Yale, donde realizó su tesis doctoral acerca de la teoría de grupos. Dicha teoría analiza las estructuras algebraicas (o grupos), y permite conocer las aplicaciones que pueda tener en las matemáticas o en otras áreas.
Tras la publicación de su tesis (titulada On the group of similitudes and its projective group) Josefa regresó a Madrid, donde trabajó en el CSIC como investigadora. Sin embargo, su tesis no fue convalidada en España, lo que la forzó a elaborar otra tesis: Representación espinorial de los grupos de semejanza. Su nuevo trabajo no fue suficiente, y las limitaciones laborales para una mujer en el campo de las Matemáticas favorecieron que Wonenburger volviese a irse. En esta ocasión su destino fue la Universidad de Toronto (Canadá) donde pasó a formar parte del claustro de profesores del centro. Durante todo el tiempo que permaneció en la universidad canadiense Josefa redactó numerosos trabajos que fueron publicados por prestigiosas revistas de índole científica, otorgándole gran visibilidad a nivel internacional.
A mediados de los 60 se trasladó a la Universidad de Buffalo (EEUU) y, un año después a la Universidad de Indiana, donde desarrollaría una prometedora carrera como profesora e investigadora.
En todos los centros de estudios superiores Wonenburger dirigió tesis doctorales de los que hoy son grandes personalidades en el mundo de las Matemáticas, lo que demuestra la trascendencia de esta matemática en las generaciones siguientes. Matemáticos de la talla de Robert Moody, Stephen Berman o Richard Lawrence Marcuson, entre otros, escogieron a Josefa como directora de sus tesis.
En 1983 Josefa se vio obligada a volver a Galicia para cuidar de su madre, donde permaneció en el anonimato hasta que algunos matemáticos de A Coruña se pusieron en contacto con ella y recuperó cierto estatus entre la comunidad científica. De hecho, la Universidad de A Coruña la nombró doctora honoris causa reconociendo la importante labor científica llevada a cabo.
En 2006 la Xunta de Galicia creó el premio anual María Wonenburger para galardonar a una científica gallega por sus aportaciones en el campo de la investigación científica o tecnológica de su área de estudio.
En 2014 fallecía en A Coruña, tras una vida dedicada a la investigación y a la enseñanza del álgebra y los grupos.