Desde Ciencia Divertida os traemos un nuevo experimento que va a asombrar a nuestros pequeños científicos: el disco de Newton. Se trata de un círculo pintado con los colores del arco iris, que el físico Isaac Newton inventó para explicarnos de un modo muy visual y simple la descomposición de los colores. Ya que, si ponemos a girar este disco, veremos que todos los colores se mezclan dando por resultado el color blanco.
Con este experimento vamos a recrear el proceso contrario a lo que ocurre cuando aparece un arco iris en el cielo, causado porque la luz blanca se descompone para mostrarnos todos sus colores.
¿Qué necesitamos?
•Una cartulina o un trozo de cartón
•Un compás o un CD
•Ceras, rotuladores o lápices de colores
•Una regla graduada
•Unas tijeras de punta redonda
¿Cómo lo haremos?
•En primer lugar, debemos hacer con el compás un círculo en la cartulina o usar un CD para calcar su forma.
•Cuando tengamos listo el círculo, deberemos usar la regla para dividirlo en siete sectores iguales.
•A continuación, toca pintar cada sector con cada uno de los colores del arco iris siguiendo este orden: amarillo, naranja, rojo, morado, añil, azul y verde.
•Ahora es el momento de usar las tijeras, siempre con supervisión de un adulto, para recortar la forma del círculo.
•Ya solo nos queda afilar uno de los lápices que estén más gastados. Con él perforamos en centro del disco y lo dejamos introducido en este orificio, creando una especie de peonza.
¡Ya está listo para hacerlo girar y sorprendernos con el mágico resultado! Los colores empezarán a desaparecer a medida que el disco vaya girando con más velocidad, hasta que el disco se vuelva prácticamente blanco. Con esto demostramos que la luz blanca está compuesta por todos los colores (salvo el negro, que es la ausencia de luz).
Si os quedasteis con curiosidad y queréis profundizar más en la composición de los colores, también podéis usar el disco para analizar cómo se crean los colores secundarios (verde, violeta y naranja) a partir de los primarios (rojo, amarillo y azul). Para ello, en vez de dividir el círculo en siete partes lo dividiremos en dos, y las rellenaremos con dos de los colores primarios. De este modo, cuando hagamos girar el disco, el resultado será el correspondiente color secundario.
Estos experimentos han sido recreados por maestros y profesores en infinidad de ocasiones porque permiten enseñar a los alumnos de un modo sencillo y divertido cómo se componen los colores. Y lo que los niños aprenden divirtiéndose lo asimilan mejor y lo retienen por más tiempo.