Nuestro planeta es fascinante. No sólo porque es el único (hasta la fecha) que alberga vida, sino porque su composición resulta muy interesante tanto para la comunidad científica como para la mayoría de los habitantes de la Tierra.
Como sabéis el planeta está recubierto de agua en su mayor parte. Por este motivo, cuando se observa desde el espacio puede parecer azul en su totalidad. Además se pueden apreciar zonas de superficie verde y marrón, y algunas nubes flotando por encima. Esta visión de la Tierra es a simple vista pero, ¿os gustaría profundizar un poco más?
Como sabéis la Tierra está formada por capas. Una parte de sus capas son internas y otras son externas. Vamos a analizar nuestro planeta desde el interior hasta el exterior, y veremos las curiosidades de cada una de las partes.
Viaje al interior de la Tierra
Imaginad que el planeta es una cebolla. Al abrirla descubriréis que se puede separar en capas perfectamente independientes unas de otras, pero que tienen sentido si están unidas. La parte central de la cebolla es diferente, casi circular. Sucede algo parecido con la Tierra. El centro del planeta se conoce como núcleo. Esta capa tiene forma de esfera, y a su vez está formada por dos capas: el núcleo interno (donde la temperatura alcanza hasta 5000 grados centígrados) y el núcleo externo (cuya consistencia es semilíquida). El núcleo está compuesto por níquel, hierro, azufre, oxígeno y cobre.
Después encontramos el manto, la capa intermedia de las capas internas de la Tierra. Ocupa la mayor parte del volumen del planeta, alrededor del 85%. Está compuesta por magma (rocas fundidas que se encuentran en el interior de nuestro planeta y de otros). La temperatura que alcanza el manto no es tan elevada como la del núcleo, pero llega a los 3500 grados centígrados.
La última capa interna es la corteza. Es la más superficial y en ella encontramos dos tipos: la corteza oceánica cubre más de la mitad de la superficie de la Tierra. La otra corteza, conocida como continental, está compuesta por rocas sedimentarias y metamórficas. En su composición encontramos oxígeno, aluminio, magnesio y silicio.
Estas tres capas internas componen lo que se conoce como Geosfera.
Las capas externas
La parte más exterior de nuestro planeta está compuesta por la combinación de tres elementos principales: sólido, líquido y gaseoso. Sin ellos la vida en la Tierra sería inviable.
La capa sólida es la litosfera, que está formada por la parte más superficial de la corteza continental y de la corteza oceánica. El 29% de la superficie de la Tierra está compuesto por terrenos emergidos.
La capa líquida es la hidrosfera, donde encontramos toda el agua del planeta. Esto incluye no sólo océanos y mares (agua salada), sino también lagos, ríos y acuíferos subterráneos (agua dulce).
Por último encontramos la capa gaseosa: la atmósfera. Se trata de una enorme masa de aire que recubre el planeta y que, a su vez, está formada por varias capas, la troposfera y la estratosfera. La responsabilidad de la atmósfera es inmensa, ya que es la que nos proporciona el oxígeno. La troposfera es la que está en contacto con la superficie de la Tierra y en la que tienen lugar los fenómenos meteorológicos. Esta capa es la responsable de controlar la temperatura de la Tierra. La estratosfera está más alejada de nuestro planeta y en la que se encuentra la capa de Ozono. Esta capa es imprescindible para la vida en la Tierra, puesto que es la encargada de absorber hasta el 99% de la radiación ultravioleta que proviene del Sol.
Las emisiones de gases contaminantes ayudan a que el agujero de la capa de Ozono crezca cada año, por lo que es muy importante que tratemos de cuidar nuestro planeta, desde las capas más internas hasta las externas. En este enlace os recordamos algunos trucos para incorporar rutinas más ecológicas a nuestro día a día. ¡Hasta la próxima!