Tal vez te has encontrado en la siguiente situación: abres la nevera de casa, coges un tomate (aparentemente normal) y descubres que tiene como una capa de pelito blanco con toques gris. ¿Qué es eso? ¿Y por qué aparece en los alimentos? Se trata de moho, un tipo de hongo que suele aparecer en lugares húmedos, pero también puede encontrarse al aire libre. Hay una amplia variedad dentro de la familia de los mohos, que se dan no sólo en restos de comida, sino también en paredes (muy común).

Los hongos de moho pueden manifestarse de diferentes colores: blanco, verde, azul, marrón, gris…Pero la composición del hongo va más allá de la superficie de pelillos. Por debajo hay raíces y tallos que crecen por el alimento, expandiéndose.  Los tipos de hongos más comunes que se extienden en la comida son Aspergillus, Alternaria o Cladosporium. Uno de los alimentos en donde es más frecuente encontrar partículas de moho es en el pan. Afortunadamente, no todos los mohos representan un riesgo para la salud de la persona que lo ingiere, a excepción de los alérgicos.

En el queso es frecuente que aparezca algún tipo de moho. Dependiendo del tipo de queso y la textura del mismo es recomendable deshacerse de él. Por ejemplo, si un trozo de queso muy duro, como el parmesano, tiene un poco de moho se puede cortar esa parte y comer el resto. Pero si, por el contrario, es un queso blando, lo más adecuado será descartarlo, para evitar cualquier daño al organismo. Sorprendentemente, algunos tipos de moho se emplean en el proceso de elaboración del queso, como sucede en el Brie o el camembert. En estos casos no supone ningún riesgo para la salud (a excepción, como ya hemos dicho antes, de alérgenos).

Sin embargo algunos hongos de moho generan micotoxinas, es decir, sustancias tóxicas que pueden llegar a ser bastante peligrosas para la salud. Se suelen encontrar en granos y en frutos secos, como las nueces. También son habituales en las manzanas o en el apio.  En dosis muy elevadas, pueden favorecer la aparición de cáncer de riñón o de hígado. Por eso, es recomendable desechar este tipo de alimentos si están contaminados, para evitar problemas.

Una de las dudas más frecuentes ante el moho es que, si suele crecer en lugares húmedos, ¿por qué es frecuente encontrarlo en alimentos que se conservan en la nevera? La respuesta es sencilla: aunque es cierto que este tipo de hongos son habituales a temperatura ambiente también pueden darse en temperaturas más bajas. Así es como aparecen en embutidos, salsas y otro tipo de productos refrigerados.

¿Podemos hacer algo para evitar la aparición del moho en los alimentos? Claro que sí. Es importante que el producto sea fresco, que esté conservado adecuadamente y que se consuma en un plazo corto (entre 3 o 4 días). Y, por tentador que parezca, no mantengas alimentos con moho en la nevera para analizar su evolución: el moho se reproduce por esporas (células reproductivas microscópicas que se expanden con mucha facilidad) por lo que es fácil que contaminen otros alimentos.