Hace unas semanas se celebraba en Estocolmo la ceremonia de entrega de los Premios Nobel 2017. El prestigioso galardón, en cada una de las categorías que existen (Física, Medicina o Fisiología, Química, Literatura y Paz), constituye un importante reconocimiento a nivel internacional del trabajo de los ganadores.

El año pasado fallecía Vera Rubin, astrónoma norteamericana considerada por la comunidad científica como apuesta segura para obtener este premio. Su estudio acerca de los movimientos de las estrellas sirvió como prueba para demostrar la existencia de materia oscura en el Universo.

Desde muy joven Rubin mostró un interés notable por la Astronomía. Dicho interés fue apoyado por su padre, el cual la ayudó a construir un telescopio.

A mediados de los años 50, tras licenciarse en la Universidad Vassar College, Vera solicitó plaza en el programa de postgrado en Astronomía que ofrecía la célebre Universidad de Princeton. Su solicitud fue rechazada, puesto que no se admitieron mujeres en este programa hasta 1975.

Fue admitida en la Universidad de Cornell en la que se dedicó a ampliar sus estudios en Física supervisada por laureados científicos como Richard Feynman o Philip Morrison. En esta época comenzó a observar los movimientos de las estrellas en los límites de las galaxias.

Trabajó durante más de una década en la facultad de Física de la Universidad de Georgetown, tras la que se trasladó a la Institución Carnegie, en donde conoció a Kent Ford. Juntos continuaron las observaciones que había iniciado años atrás acerca de la rotación de las galaxias, especialmente Andrómeda. Estas investigaciones determinaron que el movimiento de las estrellas más cercanas al centro de la galaxia se producía a la misma velocidad que las que estaban más alejadas. Teniendo en cuenta las leyes de Newton sobre la gravedad aquello solo podía suceder debido a la existencia de materia invisible que ejerciese fuerza de gravedad en estos astros. Esta “materia invisible” sería lo que se conoce como materia oscura.

Aunque todavía no se han detectado pruebas directas de la existencia de este tipo de materia la teoría más aprobada es la de que el Universo está compuesto en un 25% de materia oscura, pero sigue sin saberse de qué está compuesta.

Este hallazgo brindó a Ford y Rubin el reconocimiento de la comunidad científica. Obtuvieron numerosos premios, como la afamada Medalla de Ciencias de Estados Unidos. Durante más de 30 años Vera Rubin fue una apuesta segura a aparecer en las candidaturas del Premio Nobel de Física. Sin embargo este galardón no se concede de forma póstuma, por lo que ya no podrá ser la tercera premiada.

¿A qué nos referimos con esto?

Entre 1901, año en el que se comenzaron a entregar premios Nobel de Física y 2016 sólo 2 mujeres han obtenido este preciado galardón en el campo de la Física: Marie Curie en 1903 y María Goeppert- Mayer en 1963.

Hasta la fecha sólo se conocen las nominaciones de los Premios Nobel hasta 1966, ya que no se hacen públicas hasta 50 años después de haber entregado el premio. Teniendo esto en cuenta es posible que en un par de décadas veamos el nombre de Vera Rubin entre los nominados al Nobel de Física. ¿Quién sabe?