Probablemente sea uno de los experimentos más populares de todos los tiempos: la famosa mezcla de cola light con caramelos refrescantes. No vamos a mencionar las marcas pero estamos seguros de que todos conocéis las compañías detrás de estos productos, por lo que sabemos que seguro llegáis a realizar este experimento con éxito.

Para poder llevar a cabo este proyecto necesitaremos una serie de elementos, ¿comenzamos?

Materiales

-Una botella de cola light

-Un paquete de caramelos  de menta (ya sabéis cuales)

¿Cómo se hace?

Lo primero es tomar precauciones para este experimento. Os recomendamos,  además del a supervisión de un adulto, que lo llevéis a cabo en un espacio abierto, como un jardín o una explanada donde no molestéis a nadie.

1-Coloca la botella de cola light en el suelo, sobre una superficie lisa.

2-Abre el tapón e introduce un par de pastillas de caramelos. Espera unos segundos y ¡bum!

¿Qué ha sucedido?

En pocos segundos habréis comprobado que la cola ha comenzado a burbujear hasta formar una capa enorme y salir a borbotones por el cuello de la botella, vaciando parte del contenido por fuera. Acabamos de ser testigos de una reacción química en toda regla. Las bebidas gaseosas, como es el caso de la cola, contienen moléculas de agua. Dichas moléculas están ligadas entre ellas por enlaces de hidrógeno, y en cada capa formar una burbuja de Dióxido de Carbono (CO2). Al añadir las pastillas de caramelo se produce una ruptura en la tensión superficial de las moléculas de agua, que reclaman más espacio para la formación de nuevas burbujas. Los caramelos tienen goma arábiga, que provoca que se disuelvan las cadenas de agua y que, por tanto las burbujas se expandan.

La superficie de estos caramelos es bastante porosa lo que, junto con la goma arábiga, favorece la formación de nuevas burbujas producidas por el CO2. Las pastillas se suelen hundir en el fondo de la botella con rapidez, lo que hace que las burbujas salgan con más impulso desde abajo, dando como resultado la salida por el cuello de la botella como si de un volcán en erupción se tratase, o un géiser (fuente termal que libera una columna de agua caliente y vapor de aire)

Esta reacción química es de las más sencillas de llevar a cabo, tanto por lo fácil que resulta conseguir los materiales como por lo rápido que se ve el resultado. ¡Animaos a probarlo y no dudéis en comentarnos qué tal ha salido!